EL PVL Y LA NECESIDAD DE SU URGENTE REESTRUCTURACIÓN
Los problemas en el Programa Vaso de Leche no tienen cuando acabar. Los estudios que demuestran que se ha convertido en un botín de malos empresarios y de funcionarios y autoridades acostumbradas a las tristemente celebres “coimisiones”.
Lamentablemente, en esta danza de corrupción también incluye a algunas dirigentas eternas. Mujeres que durante décadas son dirigentes porque creen que los comités del vaso de leche son de su propiedad o que son las únicas que pueden hacerse cargo de las directivas.
En los pasillos de muchas municipalidades se comenta sobre los cientos de miles de soles que cuestionadas empresas pagan para asegurarse una buena pro que muchas veces está amañada.
Según se conoce, la coimisión equivale al diez por ciento del total de la compra. En la región Piura existen municipalidades provinciales cuyo presupuesto anual supera el millón 800 mil soles.
La corrupción en el Programa Vaso de Leche es alarmante. En Piura tenemos el recuerdo de los productos podridos entregados por el Rey de la Leche y en Sullana tenemos las compras a dedo de productos con fecha de vencimiento ya pasada que, según las madres de familia, afectaron la salud de los niños y niñas.
La situación es preocupante porque mientras los malos comerciantes, las autoridades y funcionarios coimeros y un reducido grupo de eternas dirigentes tan corruptas como los anteriormente mencionados hacen de las suyas, los niños y niñas están condenados al abandono.
¿Qué hacer ante este panorama? Algunos creen que el show mediático es suficiente. Por ello, organizan visitas a los comités en que los niños reciben litros de agua salpicadita de unas cuantas gotas de leche. Aquí está la corrupción dicen con desparpajo intentando señalar la paja en el ojo ajeno y sin mirar la enorme viga en el ojo propio.
Es momento tomar el toro por las astas para garantizar la compra de productos de buena calidad sin el pago de las coimas que hoy son una lamentable realidad.
Una medida que puede ser efectiva es que se obligue a las empresas proveedoras y a quienes conforman los comités de licitación o selección renuncien a su secreto bancario y se les obligue a publicar sus estados de cuenta bancaria y sus declaraciones juradas como requisito indispensable para poder contratar con el Estado. Sólo así los tendremos en la mira pública y conoceremos el origen de sus fortunas.
Además, se debe eliminar y sancionar la reelección de las eternas dirigentas porque, les guste reconocerlo o no, muchas de ellas también forman parte de esta red de corrupción. La única diferencia con las autoridades y funcionarios corruptos es la cantidad que reciben o de la que se apropian pues no pasa de unas cuantas latas de leche o de unas cuantas jarras plásticas que el proveedor entrega.
Además, se debe mejorar los mecanismos de distribución. Es momento de entregar los alimentos a quienes verdaderamente los necesitan previo cumplimiento de algunos requisitos que garanticen la salud y educación del niño o niña.
La entrega no debe ser indiscriminada sino a aquellos niños que son llevados puntualmente a las vacunaciones y controles programados por el centro de salud y que asistan con normalidad a los colegios, proneis o Wawa Wasis.
Finalmente, se debe promover la compra de productos de la región en lugar de los enlatados y lácteos que vienen de otras partes. Si las compras se hacen en la región reactivamos nuestra economía y generamos miles de puestos de trabajo.
Nuestra región produce alimentos ricos en vitaminas, proteínas y minerales que podemos consumir sin ningún problema. Acá tenemos banano orgánico, papa, panela y frutas de exportación bien podrían servir para alimentar a nuestros niños.
¿Quién le pone la cascabel al gato? Esa es la pregunta del millón y la que probablemente muchas autoridades y funcionarios no quieran responder ni escuchar para no perder los cientos de miles de soles que la corruptela del Vaso de Leche significa para sus redes de corrupción.
